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HISTÓRICO -Octubre 2011-: con Cristina vamos por el tercer gobierno peronista consecutivo.

4 mar 2013

Artemio López habla de Tinelli

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No es lo que se cree

Los movimientos de Tinelli siempre son noticia en los programas de la farándula, pero, ¡ay!, también en los corrillos políticos. Buena parte de la dirigencia (cuándo no) le teme a Marcelo Hugo por su poder de daño y lo admira por su supuesta capacidad de transformar un alfeñique de 44 kilos en Maravilla Martínez, también en el ruedo político.

El mito de Tinelli demiurgo de los clímax sociopolítico y gran tumbador de muñecos, tuvo su pico estelar con De la Rúa, que no se cansaba de trajinar la tele más pasota, cuando de repente sufrió un barquinazo y el hasta entonces amigable Oso Arturo terminó complicado en medio de una conspiración golpista que, según la leyenda, colocó al Chupete en el ya mítico helicóptero.
Se omitía en esta interpretación tinellizante de la política en general y la caída del gobierno de la Alianza en particular que, en los meses previos al estado de sitio y las decenas de muertos en diciembre de 2001, se habían duplicado el desempleo y la pobreza, triplicado la indigencia y la caída del PBI era una realidad irreversible y sin perspectivas de salida a la vista, aferrados pueblo y gobierno al 1 a 1. Eso sí, seamos justos, al final de 2001 no había inflación, más bien los precios se desplazaban a la baja y el consumo descansaba en el subsuelo, ¡no como ahora que las lentejas están por las nubes y el consumo sigue artificialmente recalentado!

Un segundo momento del mito Tinelli hacedor y demoledor de estrellas de la realpolitik se vivió en 2009 con el “alica alicate” como símbolo retórico de la construcción de un candidato que hasta fue capaz de vencer (por dos puntos) a la lista encabezada por Kirchner, Scioli y Massa en la provincia de Buenos Aires.
El primero que creyó y cree este disparate fue Francisco de Narváez, que espera con ansias que se cumpla el mito del eterno retorno y Marcelo regrese a la tele abierta para obtener una nueva chance junto a su monigote en el nuevo show, para dar otra vez el batacazo, ahora contra el candidato del FPV que será, será… el que Cristina decida.

Se saltea la leyenda tinellizante que en junio de 2009, cuando “alica alicate” era furor en la teleplatea, el PBI había caído tres puntos, se perdía un punto de empleo, la crisis de la resolución 125 diseñada por Lousteau estaba en su cima, no existía la Asignación Universal por Hijo como mecanismo de transferencia de ingresos a los segmentos vulnerables, se desabastecía de alimentos a los grandes aglomerados urbanos y el sistema de medios opositor fogoneaba los comportamientos destituyentes más groseros, comenzando por darle perfil de estadista al ingeniero Cleto.

En este contexto, y sólo en este contexto de crisis sociopolítica intensa, la visibilidad que dio Tinelli a De Narváez lo hizo conocido y, junto al resto del sistema de medios esmerilando sin prisa ni pausa al gobierno de Cristina Kirchner, el talento del candidato colombiano logró capitalizar el batacazo. Pero fueron el deterioro en las condiciones materiales de existencia de amplios sectores poblacionales, en especial los más vulnerables producto de la crisis (De Narváez obtuvo el 35% de votos en el postergado segundo cordón bonaerense), las que sirvieron de base para que en el margen opere el “alica alicate” y contribuya a potenciar al candidato, haciéndolo conocido en los sectores populares, pobres y sectores medios bajos que curtía el famoso Gran Hermano.

En esas condiciones socioeconómicas objetivas de deterioro pudo ser efectiva la intervención televisiva del Colo y la leyenda Tinelli se reforzó y se hizo “sentido común”. Si te toca Tinelli sos el capo de Gardel o los anónimos guitarristas.

Nada más falso. En las actuales condiciones político-electorales de gran hegemonía oficialista, con el Colo más conocido que el tango La cumparsita y derrotado ya en cien batallas, con el desempleo por debajo del 7%, perspectivas de crecimiento del 4,5%, consumo estable, todos los planes sociales y jubilaciones y pensiones actualizados por sobre el ritmo de aumento de precios y el sistema de medios opositores con credibilidad acotada, el Gran Hermano ya no operaría como antaño.

Ahora mismo, si se ensayara algo similar al año 2009 y suponiendo que el exitoso conductor sucumbiera él también a la tentación de considerarse hacedor de triunfos electorales y volviera a la carga con el “alica alicate” o alguna etapa superior de la fórmula, tanto el minuto a minuto como los resultados electorales posteriores le advertirán que nunca segundas partes fueron buenas, y son menos buenas aun cuando las primeras partes tampoco fueron lo que supusieron ser. Obviamente, Marcelo Hugo no lo hará, por algo es Tinelli.

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data: Perfil.com

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